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Cachorro rescatado ya no puede comer comida con un gran agujero en la cabeza y la boca
Mira este cachorro, tirado cerca del bote de basura. Su cabeza tiene una gran herida y su pelaje es enmarañado y escaso. Es desgarrador. ¿Cómo podría alguien causar tal daño? Mientras nos acercábamos, el perro, claramente dolorido, gimió suavemente. Nos preguntamos en voz alta quién podría hacer esto y por qué.
La sangre manchó su boca, evidencia de más heridas. Lo persuadimos suavemente, pero el perro estaba cauteloso y tenía miedo de la gente. La gravedad de sus heridas era evidente: la herida de la cabeza necesitaba puntos y los dientes rotos. Fue un espectáculo sombrío.
Decidimos que necesitaba atención médica inmediata. Al llevarlo rápidamente al veterinario, descubrimos que su labio inferior también estaba dañado, posiblemente sin posibilidad de reparación. El veterinario habló de cirugía y de un largo camino por recorrer. El sufrimiento del perro nos pesaba mucho, pero estábamos decididos a intentarlo. Siguió la cirugía y, mientras veíamos el procedimiento entre lágrimas, esperábamos lo mejor. Al perro, ahora bajo anestesia, lo suturaron cuidadosamente.
Después de la cirugía, el veterinario le proporcionó medicamentos antiinflamatorios y comenzamos a alimentarlo con leche tibia en pequeñas dosis. El camino hacia la recuperación parecía desalentador, pero las ganas de vivir del perrito eran inspiradoras. Necesitaba atención constante, y nos comprometimos a brindarla. Cada día trajo pequeñas mejoras y nuestra esperanza se hizo más fuerte. A pesar de las dudas iniciales, ver al perro recuperar fuerzas y eventualmente correr libremente en nuestro jardín fue una victoria para la compasión y la perseverancia.